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domingo, 20 de marzo de 2011

Capítulo 1 Un Gran Día, primera parte



   Irrelevante, un día más
   6:05 a.m.
   Gonzalo Llanes Gregory
   Rosales, Bogotá Colombia
       Me desperté a las 6:05 a.m. después de arañarle unos minutos al reloj y haberme peleado con la alarma de los ''Dropkick Murphy's'', la banda sonora de mi película favorita, ''Infiltrados''. Después de haber vivido la totalidad de mi corta vida en España, donde solía levantarme a las 8, el hecho de levantarme dos horas antes era como una patada en los  testículos en ese punto que, si no reaccionas existe una alta probabilidad de volver a caer dormido. Al menos una vez al día solía y suelo autoengañarme diciendo: -Esta noche si, esta noche a las 10 en el sobre. Al menos 8 horas.
 Me di una breve ducha para despejarme y aquel frío matinal de Bogotá (que por si alguien lo desconoce se encuentra a unos 2600 metros sobre el nivel del mar) al salir de la ducha terminó por hundirme en la miseria. Desayuné a duras penas una manzana ya que hoy 'Glenys' mi empleada no iba a ser menos y estaría dormida a tan temprana hora. Es curiosa la capacidad que ha desarrollado mi madre en el transcurso de los años para elegir empleadas cuyo común denominador no era la vagancia, ni la holgazanería en cuyo caso no sería una capacidad como tal, su similitud se hallaba en la rareza, que no belleza de sus nombres. Sin ir más lejos las últimas que han pasado por estos lares han sido Ernedis, Evis, Elsys y por último la actual, Glenys. Lavé mis dientes con la mano derecha mientras al mismo tiempo que mi zurda me ayudaba para introducir mis pies en unas converse grises (no las recomienda si de prisa se trata). Cogí un par de libros al azar de la mesa, los metí en mi mochila y salí como hubiéramos dicho en España pisando huevos y pa' no variar me habría dejado algo, nada extraño en mí apostaba que el móvil o las llaves mientras bajaba por el ascensor lo cual significaba que si por azar me daba cuenta de ello ya no subiría. Era una cuestión aleatoria un día el móvil, otro la cartera, las llaves lo único seguro era que algo me faltaría. La ruta estaba por dejarme mientras me desesperaba en la eterna bajada de diez pisos del ascensor, los números cambiaban cada 4 segundos lo cual me da un espacio de 40 segundos para imaginarme el regaño de la monitora de la ruta solía ser un discurso de este estilo ''Gonsalo! No papito otro día que nos tocó esperarlo, mañana como no llegué a la hora que es, le tocó en taxi''. A pesar de todo aquello sabía que iba a ser un gran día.
Era jueves, la cultura colombiana esta basada en trabajar 4 días y salir a ''rumbear'' desde el jueves, incluso hay algunos valientes que se atreven con los domingos y  como consecuencia el lunes no ser persona. A sólo un paso del viernes en toda la mitad de la semana. 

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